Pregúntele a nuestro trío multicultural al que le encantan los retos más salvajes a la vez que es muy exigente con la ejecución del trabajo. Trabajadores nómadas de corazón, nuestra pasión por las diferentes culturas, la naturaleza, el diseño, el land art, la comida sana, la educación holística, la economía del donut y mucho más enriquece nuestra relación con nuestros clientes, que muy a menudo se convierten en verdaderos socios.
Para encontrar soluciones, a veces nos inspiramos en el modelo basado en «Las leyes fundamentales de la estupidez humana» desarrollado por el Sr. Carlo Maria Cipolla, catedrático de Historia Económica.
Nuestra pequeña historia…
Bien inspirado por la rana que simboliza la buena fortuna en la mitología japonesa, Jean-Gabriel, Director de Arte Web/Print y gran viajero que ha abrazado varias culturas (japonesa, colombiana, marroquí, española y por supuesto francesa…) ha desarrollado la impronta visual de SMART ID con esta pequeña y colorida mascota.
Yacine redactora publicitaria y experta en estrategias de marketing/comunicación con un pasado cosmopolita (República Checa, Senegal, Francia, EE.UU…) se sintió inmediatamente seducida por esta visionaria rana arborícola de ojos rojos de Costa Rica.
¿No es el espíritu SMART de este anfibio de 5 cm un guiño encantador para recordarnos la importancia de preservar nuestra Tierra y regenerar su increíble biodiversidad? Nuestro credo de comunicación responsable nació de esta convicción.
Al salir regularmente de nuestra zona de confort, los encuentros fortuitos, la inspiración y la pasión nos permitieron ver las cosas desde un ángulo diferente y crear de forma natural el SMART ID STUDIO. Las ideas no caen del cielo, así que pudimos confiar en nuestras ganas de vivir y en nuestra curiosidad para entrar en un nicho de mercado y aspirar a LO GRANDE.
¡Escribamos juntos más grandes historias!
SMART no es sólo elegancia e inteligencia.
También es un acrónimo utilizado para referirse a los atributos de un objetivo.
Citas inspiradoras y expresiones artísticas
«El biólogo pasa, la rana se queda»
(Jean Rostand)